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s.XVIII en
Albella |
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Es de nave rectangular
dividida en tres tramos, cabecera recta orientada al este y dos capillas a
cada lado comunicadas entre si. La nave y la cabecera se cubren con cuatro
tramos de lunetos, separados por fajones de medio punto que apean en alto,
las capillas, con medios cañones. Coro alto a los pies, de madera. Hay dos
vanos en arco de medio punto enterizo y biselado por fuera, y con derrame
interior, ambos en el lado sur, uno en la cabecera con fecha esculpida por
fuera: AÑO 1766, y otro en el muro de la nave, sobre el coro. La puerta
abre a los pies, adintelada, con la fecha también esculpida: AÑO
1783, protegida por un pórtico de medio cañón. Espadaña sobre el muro de
los pies, en arco de medio punto." El interior de la ermita se halla
decorado con pinturas de finales del siglo XVIII, en rojo, dorado, azul y
verde; representan rocalla, floreros y guirnaldas. Cuenta también con un
estupendo retablo. Se sitúa muy próxima al pueblo, junto al camino de
Ligüerre de Ara. A Albella, también se puede acceder por el puente
colgante de Lacort; desde allí, a unos dos kilómetros, llegamos igualmente
al la ermita. Actualmente, se celebra romería el domingo de Pascua de
Pentecostés y a ella acuden vecinos del municipio de Fiscal. El culto a
San Urbez ha dado lugar en el Sobrarbe a un interesante fenómeno
sociológico que Satué define como uno de los "complejos romeros multiespaciales,
superadores del santuario puntual, promotores de la socialización del hecho
religioso y consolidadores de instituciones itinerantes".(Satué,
E., 1991, pág. 73).
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Esta institución es la
de los romeros de Albella. Según la tradición, los
romeros han de acudir en caso de sequía en Albella a la cueva de Sestral -
en Añisclo,Ballibió - o si son requeridos en los pueblos de o Quiñón
(ver San Urbez de
Vió). También
podrían ser llamados de Nocito, en la vecina Guarguera, importante centro de
peregrinación que ejercía su influencia sobre un amplio territorio del
Serrablo y del sur de la Sierra de Guara, pues allí es donde murió el santo
(ver San Urbez de
Troncedo) y donde
se veneraban sus restos hasta ser quemados en la guerra civil. Los romeros
recomponían así el viajes que en vida realizó el santo por estos valles,
pues como dice su biografía: Sercué, Vió, Albella, las riberas del Guarga
fueron escenarios de su vida... Llevaba diez años de vida retirada, cuando
fue recibido como monje en el Monasterio de San Martín de la Val de Onsera...
Estableció su residencia en el monte Arial, en las proximidades de Nocito,
donde sirvió a Dios hasta su muerte, que aconteció el día 17 de diciembre
cuando ya había rebasado los cien años de vida. Allí mismo fue sepultado,
junto a los sagrados cuerpos de los santos Justo y Pastor. Sobre su sepulcro
se construyó una pequeña iglesia, donde nuestro Santo fue venerado desde el
tiempo de su muerte hasta nuestros días.
(Estatutos de la Cofradía de
San Urbez, páginas: 11-11).
Los romeros, que
eran dos, debían acudir siempre descalzos, distantes entre sí, sin mediar
palabra en todo el camino y, cuando los solicitaban en Ballibió, sin probar
bocado hasta Vió, donde cenaban en casa Lardiés; de ello y de su buena
disposición personal dependía el éxito de la peregrinación. Uno de los
romeros era siempre de casa Aineto, donde había servido el santo y el otro
cualquiera a redolín. Entre las leyendas del santo, nuestros
informantes nos cuentan que en la casa de Albella donde sirvió de pastor, al
marchar, dijo que allí nunca serían pobres y que siempre que mantuvieran el
nombre de Urbez, habría varones en la casa. Como anécdota, puede decirse que
en el año 1949 un descendiente de Buerba que emigró a Buenos Aires encargó
una reproducción de la imagen de San Urbez de Albella que hoy se encuentra
en Barcelona. |
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