|
|
s.XVIII en Torla |
|
|
|
El
acceso a esta ermita es sumamente sencillo ya que se divisa apenas
emprendes el camino, una vez dejado el coche en el parking que a tal
efecto esta a un par de kilómetros de pueblo de Torla, como decía, desde
este aparcamiento y mirando hacia arriba a la izquierda, se ve
blanca, adosada a la gigantesca mole de piedra que la cobija, el pliegue
tumbado de san Antón, la ermita está cerrada salvo el día de su
romería, si la nieve permite llevarla a cabo. Esta rodada de enormes
picos pirenaicos, a saber, Mondarruego con 2.848 m., Mondiciero con 2.296
m., Arañonera de 2.705, que deja pasar la luz del alba recortada por el
Tozal del Mallo. Su altura permite unas vistas extraordinaris de las
paredes del valle de Ordesa y del cauce del río Ara que traspasado el
puente de los Navarros se dirige hacia Torla y más adelante hacia Broto.
Esta santo tebano, nacido en la aldea de Queman en el Egipto |
|
|
|
|
|
Medio,
allá por el año 251, creció preservado de los malos actos por sus
padres, cristiano devotos; a los 21 años se retiró a practicar la vida
del eremita, pan, agua y sal constituían su alimento y una estera de juncos
para dormir era toda su riqueza material, en la soledad de sus oraciones
padeció muchas tentaciones del diablo y por este motivo partió en busca
de mayor soledad, se refugió en una tumba abandonada a donde un amigo le
llevaba algo de alimento para su sustento, hasta los 35 años permaneció
Antonio en aquella tumba cerca de su pueblo natal, luego cruzando el Nilo
marcharía a morar en las ruinas de un viejo castillo en lo alto de una
colina; 20 años después descendió de esta colina para fundar su primer
monasterio, por aquel entonces el emperador romano Galerio Valerio
Maximino recrudeció la persecución a los cristianos empezada por
Diocleciano en el año 284 de nuestra era. En el año 311 marchó a
Alejandría para infundir valor y resistencia a lo numerosos perseguidos y
en carcelados; de esta forma pasó su vida y en las postrimerías de la
misma se instaló en el Monte Colzum cerca del Mar Rojo, su
alimentación se basaba en un trozo de pan con algunos dátiles a los que
al final de su vida añadió algo de aceite; hoy aquel lugar, La Tebaïda
evoca los ancestros de un movimientos espiritual sin precedentes: "El
místico se acomoda en la cueva para estar más cerca de la Obra del
Creador y desde aquí escalar hacia la ansiada perfección". Con
este ejemplo en el Alto Aragón surgió el único anacoreta que lleva el
nombre de su fundador. San Antón de Torla murió en el año 356 y dos de
sus discípulos lo enterraron junto a su celda tal como era su deseo. En
la actualidad, adornado con la campanilla y acompañado por un cerdo es el
celestial patrón de los animales. Al lado de esta ermita pueden verse
restos de lo que debió ser el habitáculo de algún otro anacoreta
solitario, cuentan que allí a escasa distancia vició muchos años una
anciana dedicada también a la vida contemplativa y de oración. |
|
|
|